lunes, 8 de enero de 2018

"Y, SI ES PRECISO, LOS JUECES" - ANÁLISIS DE LA COHERENCIA Y DE LA COHESIÓN

Y si es preciso, los jueces

Da lo mismo que los afectados sean cien mil o quinientos mil. Es igual que representen el 2 o el 3 por ciento del total de jóvenes entre 15 y 24 años. La anorexia es una enfermedad que provoca la alarma social y que amenaza con ser la más estúpida de las epidemias del siglo XXI.

Aunque los últimos datos de la Consejería de Sanidad de Madrid y del Insalud señalan que en los últimos años se han estabilizado los ingresos por anorexia, la delgada línea roja que separa la búsqueda del ideal de belleza de la tragedia devastadora obliga a intensificar las líneas de alarma y a actuar en diversos frentes.

El primero es la educación. Familias y colegios tienen que actuar unidos ante un problema que sólo puede solucionarse si se ataca precozmente. Especialmente cuando, por falta de información, no se reconocen comportamientos y actitudes que acabarán en un problema de enorme gravedad. La salud es una disciplina que debe potenciarse en los centros educativos.

El segundo es la acción social. Desde el Ministerio de Sanidad y las instancias interesadas hay que investigar las causas y las consecuencias del problema para reducirlo al mínimo. Es necesaria una presión social sobre las televisiones, públicas y privadas, para que no den cabida en sus programas a quienes defienden, promueven o imponen modelos de belleza que incitan a la anorexia. Lo mismo cabe decir de diseñadores, publicistas y anunciantes. Por último, la formación de profesionales sanitarios y sociosanitarios y la dotación de servicios médicos especializados parece imprescindible.

Y, finalmente, queda el recurso a la acción judicial. Desde hace algún tiempo, un juez de Barcelona, a petición de las familias, ordena el internamiento de muchachas cuya vida se encuentra en peligro. Simultáneamente se ha denunciado en Madrid el crecimiento de las familias que eluden cuidar a personas incapaces y cuyo patrimonio administra la Agencia para la Tutela de Adultos, dependiente de la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales. Estamos ante problemas sociales que reclaman, cuando es imprescindible, la actuación de la Administración de Justicia. No hablamos de problemas alimentarios, sino de una autodestrucción inconsciente.

Enrique López Francos, La Razón, 28 de marzo de 1999




COHERENCIA (encontrada en Internet)
El texto que a continuación vamos a comentar pertenece a Enrique López Francos y fue publicado en el diario La Razón el 28 de marzo de 1999.
El tema que trata es la exposición de medidas para combatir la anorexia y la defensa del recurso a la acción judicial cuando sea imprescindible.
En segundo lugar, resumiremos el contenido del texto:
La anorexia es un grave problema social que requiere el uso de una serie de medidas para combatirla. Existen tres tipos de medidas: educativas (desde la familia y la escuela), sociales (ejerciendo presión sobre las televisiones, publicistas y diseñadores) y judiciales: cuando todo lo demás falla, la acción judicial está justificada para evitar la autodestrucción del individuo.
En relación con el contenido del texto y, sobre todo, con la disposición estructural del mismo, podemos diferenciar tres partes. La introducción ocupa los dos primeros párrafos y en ella se explica que lo importante no es el número de afectados sino la gravedad de la anorexia, considerada como enfermedad. Además, en el segundo párrafo, se incide en que, a pesar de que ha descendido el número de ingresos por anorexia, hay que enfrentarse a ella para erradicarla. En esta primera parte, como ideas secundarias, encontramos los datos numéricos  concretos y la metáfora la delgada línea roja (línea 7), que se utiliza para intensificar el extremismo de esta enfermedad.
En el desarrollo (líneas 9-26) se exponen tres de las medidas con las que se puede hacer frente a la anorexia. En el tercer párrafo se hace referencia a la necesidad de una actuación conjunta entre las familias y los colegios para informar a los jóvenes de este problema. Seguidamente, en el cuarto párrafo, se incide en que otro de los frentes sería la acción y presión social sobre las televisiones públicas y privadas para que no fomentaran modelos de belleza que inciten a la anorexia. En el quinto párrafo se señala que, como último recurso, habría que acudir a la acción judicial. Esta última medida se ilustra con varios ejemplos: el caso del juez de Barcelona y el de la Agencia para la Tutela de Adultos.
La conclusión, que compone la tercera parte del texto, aparece en las últimas líneas (26-28): la anorexia no se trata de un problema alimentario sino de una autodestrucción inconsciente del ser humano y este hecho justifica que la Justicia pueda actuar. Esta es la tesis del texto, puesto que las dos medidas anteriores ya son conocidas y algunas ya se han aplicado desde hace tiempo.
Esta estructuración del texto en partes refleja un esquema sintetizante o inductiva, ya que se parte de aspectos particulares para llegar a la tesis, que cierra el texto, y es claramente explícita: nos encontramos ante problemas sociales que reclaman, cuando es imprescindible, la actuación de la Administración de justicia. No hablamos de problemas alimentarios, sino de una autodestrucción inconsciente.
Para defender y reforzar la tesis defendida, se proponen una serie de argumentos basados en datos (especialmente en los dos primeros párrafos), generalizaciones indiscutibles (tercer y cuarto párrafos) y ejemplificaciones (último párrafo).
El primer tipo de argumento se concreta en los datos numéricos que aporta sobre el número de afectados: cien mil o quinientos mil, 2 o 3% del total de jóvenes entre 15 y 24 años (líneas 1 y 2); los datos de la Consejería de Sanidad y del Insalud sobre la estabilización de los ingresos (líneas 5 y 6); el caso del juez de Barcelona (21-23), que autoriza el ingreso de las personas que padecen anorexia y el aumento de las familias que no cuidad a los discapacitados, tal como muestra una denuncia. El argumento de analogía asimila la actuación de la Agencia para la Tutela de Adultos con la actuación judicial en el caso de la anorexia (l. 23-26). Por último, se recurre a una serie de generalizaciones indiscutibles aceptadas por la mayoría: la anorexia provoca alarma social (primer párrafo), la salud debe potenciarse en la escuela (tercer párrafo), la televisión y la publicidad colaborar a fomentar la anorexia (cuarto párrafo).


OTRO ANÁLISIS DE COHERENCIA
Vamos a analizar los aspectos que dan coherencia al artículo titulado “Y, si es preciso, los jueces”, de Enrique López Francos, publicado en el periódico diario La Razón el 28 de marzo de 1999.
Este artículo trata el tema de la anorexia, concretamente los datos y las formas de solucionarla. Podríamos enunciarlo así: “La anorexia: datos y formas de solucionarla”.
Resumiendo el texto, diremos que, ante el aumento de casos de anorexia y la alarma social que ello provoca, el autor propone tres frentes para luchar en contra de ella. El primero es la educación, unión de familia y colegio, para fomentar la salud. El segundo es la acción social (Ministerio de Sanidad, televisión, publicistas, enunciantes y diseñadores; formación de profesionales sanitarios y sociosanitarios; y dotación de servicios médicos especializados, concretamente). Y, por último, la acción judicial.
Externamente, el texto se compone de un titular (“Y, si es preciso, los jueces”) y un cuerpo, el cual consta de veinticuatro líneas divididas en cinco párrafos de desigual extensión.
A nivel interno, podemos dividir el texto en dos partes. La primera abarcaría los dos primeros párrafos, donde encontramos la tesis del texto (la necesidad de entender la anorexia como un problema social para poder darle una correcta solución desde la implicación de distintos frentes). La segunda parte estaría formada por los tres párrafos restantes, ya que en cada uno de ellos se nos explica cada uno de los tres frentes que se nos enuncian en la primera parte (la educación, la acción social y la acción judicial).
Puesto que hemos localizado la tesis en el primer párrafo, aunque de manera implícita, y hemos visto su desarrollo a lo largo de los tres párrafos siguientes, podemos decir que la estructura del texto es analizante o deductiva.
En relación a la estructura interna, podemos hablar de la progresión temática del texto. Esta es de temas derivados, ya que la información nueva que se da sobre el tema inicial (el aumento de casos de anorexia) contiene, en este caso, tres subtemas, que se corresponden con los tres frentes de actuación contra la anorexia (educación, acción social y acción judicial), los cuales aparecen desarrollados.
Dicho de otra manera, presentamos el siguiente esquema explicativo:
1.       Datos sobre la anorexia
1.1.    Epidemia del siglo XXI
1.2.    Hay que actuar para combatirla
2.       Frentes en los que actuar
2.1.    Educación
2.1.1. Familias
2.1.2. Colegio
2.2.    Acción social
2.2.1. Ministerio de Sanidad
2.2.2. Televisiones
2.2.3. Diseñadores, publicistas y anunciantes
2.2.4. Formación de profesionales sanitarios y sociosanitarios
2.2.5. Dotación de servicios médicos especializados
2.3.    Acción judicial
2.3.1. Administración de Justicia
Para terminar con el análisis de la coherencia, hablaremos de los argumentos en los que el autor apoya su tesis. Dichos argumentos podemos agruparlos en datos y cifras por una parte y, por otra, de ejemplificación. En el primer grupo encontramos: “represente el 2 o el 3 por ciento del total de jóvenes entre 15 y 24 años”, líneas 1-2; “en los últimos años se han estabilizado los ingresos por anorexia”, línea 5) y en el segundo grupo, “un juez de Barcelona” (línea 18), “en Madrid” (línea 20), “la Agencia para la Tutela de Adultos” (línea 21), “la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales” (línea 22).


OTRO ANÁLISIS DE LA COHERENCIA (Carmen Xirivella)
El texto de Enrique López Francos, “Y si es preciso, los jueces”, trata el tema de las medidas para combatir la anorexia (defendiendo el recurso a la acción judicial cuando sea imprescindible).
En resumen, la anorexia es un grave problema social que requiere el uso de una serie de medidas para. Hay tres tipos de medidas: educativas (desde la familia y la escuela), sociales (ejerciendo presión sobre las televisiones, publicistas y diseñadores) y judiciales: cuando todo lo demás falla, la acción judicial está justificada para evitar la autodestrucción del individuo. El título del texto, remático, ya apunta a esta tercera medida y a la tesis defendida por el autor.
En cuanto a la estructura interna, el texto se divide en tres partes. La introducción ocupa los dos primeros párrafos: en el primero el autor explica que no importa el número de afectados sino que la anorexia es una grave enfermedad de nuestro tiempo; en el segundo párrafo indica que, a pesar de que ha descendido el número de ingresos por anorexia, hay que enfrentarse a ella para erradicarla. Como ideas secundarias de esta parte tenemos los datos numéricos concretos y las metáforas empleadas (delgada línea roja...). En el desarrollo (líneas 9-26) el autor expone tres de las medidas con las que se puede hacer frente a la anorexia. En el tercer párrafo del texto nos habla de que habría que actuar, en primer lugar, desde la educación, de tal forma que familias y colegios actúen conjuntamente para informar a los jóvenes de esta enfermedad. El cuarto párrafo incide en que otro de los frentes sería la acción y presión social sobre las televisiones públicas y privadas para que no fomentaran modelos de belleza que inciten a la anorexia. En el quinto párrafo se expone que, como último recurso, se accedería a la acción judicial. Como ideas secundarias destacan el ejemplo del juez de Barcelona y de la Agencia para la Tutela de Adultos. La conclusión está en las últimas líneas (26-28): no se trata de un problema alimentario sino que el ser humano se autodestruye inconscientemente, lo que justifica que la Justicia pueda actuar. En realidad, ésta es la tesis del texto, puesto que las dos medias anteriores ya son conocidas y algunas ya se vienen aplicando desde hace tiempo.
Nos encontramos, por tanto, ante una estructura sintetizante o inductiva, en la que la tesis, explícita, cierra el escrito (Estamos ante problemas sociales que reclaman, cuando es imprescindible, la actuación de la Administración de Justicia. No hablamos de problemas alimentarios, sino de una autodestrucción inconsciente).
Para defender su tesis, el autor expone a lo largo del texto una serie de argumentos basados en datos (especialmente en los dos primeros párrafos), generalizaciones indiscutibles (párrafos 3º y 4º) y ejemplificaciones (último párrafo). El primer tipo de argumento se concreta en los datos numéricos que aporta sobre el número de afectados: cien mil o quinientos mil, 2 ó 3% del total de jóvenes entre 15 y 24 años (lín. 1-2); los datos de la Consejería de Sanidad y del Insalud sobre la estabilización de los ingresos (5-6); el caso del juez de Barcelona (21-23) que ingresa a los anoréxicas y el aumento de familias que no cuidan a los incapaces según una denuncia (23-26). El argumento de analogía asimila la actuación de la Agencia para la Tutela de Adultos con a la actuación judicial en el caso de la anorexia (lín. 23-26). Por último, se recurre a una serie de generalizaciones indiscutibles aceptadas por la mayoría: la anorexia provoca alarma social (párrafo 1), la salud debe potenciarse en la escuela (párrafo 3), la televisión y la publicidad colaboran a fomentar la anorexia (párrafo 4).
Nos encontramos ante un texto coherente en su presentación y estructura fundamentalmente por el mantenimiento de un tema constante (la anorexia y sus soluciones), que es único a lo largo del texto y que va progresando a través de su ordenación lógica, como hemos visto al analizar la macroestructura del texto: planteamiento del problema, posibles soluciones, refuerzo de la solución general...


COHESIÓN LÉXICA
La cohesión puede definirse como la serie de mecanismos que unen los elementos lingüísticos del texto. En este caso nos centraremos en la cohesión léxico-semántica, la cual podemos ver reflejada en el texto mediante los siguientes recursos.
Encontramos abundantes repeticiones, por ejemplo: “problema” (8, 10, 23, 24), “social” (3, 12, 23 y 23), “sanidad” (4, 12, 23), “anorexia” (2, 5, 15), “familia” (8, 21), “acción” (12, 19), “alarma” (3, 6), “belleza” (6, 15), “Consejería” (4, 23), “imprescindible” (18, 24), “Madrid” (4, 21), “mil” (en la línea 1 dos veces), “actuar” (7 y 8) y “años” (2, 5).
También podemos observar algunas repeticiones mediante derivación: “acción”, “actuación”, “actuar” (12, 24 y 7); “educación” y “educativos” (8 y 11); “judicial”, “juez”, “justicia” (19, 19 y 24); “sanidad”, “sanitarios” y “sociosanitarios” (4, 17 y 17).
De entre todas estas recurrencias y familias léxicas, podemos señalar como palabra clave del texto la palabra “problema”.
Otro mecanismo es la sustitución por sinónimos referenciales: “los afectados” (1), “jóvenes” (2) y “muchachas” (20); “anorexia” (2), “la más estúpida de las epidemias” (3) y “problema” (8) y “autodestrucción inconsciente” (25). En la misma línea actúa el refuerzo mediante hipónimos (“anorexia”, 2) e hiperónimos (“enfermedad”, 2).
Asimismo, podemos señalar las siguientes parejas de sinónimos: “da lo mismo” y “es igual” (ambos en la línea 1), “enfermedad” y “problema” (2 y 8), “colegios” y “centros educativos” (8 y 11), “comportamientos” y “actitudes” (ambos en la 10), etc.
De igual manera, es posible indicar varias parejas de antónimos: “búsqueda del ideal de belleza” y “tragedia devastadora” (ambos en la 6), “intensificar” y “reducirlo” (6 y 13), “causas” y “consecuencias” (ambos en la 13), “públicas” y “privadas” (14) y el trío “defienden”, “promueven” e “imponen” (15).
Antes hemos mencionado un hiperónimo, pero encontramos más, como la palabra “frentes” en la línea 7, que es hiperónimo de estos hipónimos: “educación” (8), “acción social” (12) y “acción judicial” (19).
De la misma forma, destacan varios campos semánticos, unos más relevantes que otros. Entre los pocos relevantes, está el de las cifras: “cien mil” (1), “quinientos mil” (1), “2” (1), “3” (1), “15” (2), “24” (2) y “XXI” (3); y el de las instituciones: “Consejería de Sanidad” (4), “Ministerio de Sanidad” (12), “Agencia para la Tutela de Adultos” (22) y “Administración de Justicia” (24). De los campos que sí tienen relevancia en el texto, encontramos el de la educación: “familias” (8), “colegios” (8), “disciplina” (11) y “centros educativos” (11); el de las profesiones: “jueces” (titular), “diseñadores” (16), “publicistas” (16), “anunciantes” (16), “profesionales sanitarios” (17), “sociosanitarios” (17) y “servicios médicos” (17); el de la justicia, con términos como “juez” (19), “acción judicial” (19), “Agencia para la Tutela de Adultos” (22) y “Administración de Justicia” (24); también es significativo el de sanidad: “anorexia” (3), “enfermedad” (3), “epidemias” (3), “Consejería de Sanidad” (4), “Insalud” (4), “salud” (9), “Ministerio de Sanidad” (12), “profesionales sanitarios” (17), “sociosanitarios” (17) y “servicios médicos” (17).
Por último, comentaremos que, de entre todos estos campos semánticos, podemos extraer la isotopía léxica del léxico uniendo los campos semánticos de la educación, el de la justicia y el de la sanidad.


COHESIÓN GRAMATICAL
Como ya definimos “cohesión” en el apartado anterior, pasamos directamente a analizar los mecanismos que aportan cohesión gramatical al texto.
Empezaremos por las deixis, esos elementos que señalan fuera del texto. En primer lugar, hablaremos de las deixis de tiempo: “en los últimos años” (4-5) y “simultáneamente” (21), además de los tiempos verbales que veremos en su momento.
En segundo lugar, y en cuanto a deixis de lugar, no encontramos ningún ejemplo. Algo parecido, y en tercer lugar, ocurre con las deixis personales, de las que únicamente aparecen dos ejemplos, en este caso de emisor y receptor: “estamos” (23) y “hablamos” (24).
Respecto a las proformas utilizadas por el autor del artículo, podemos afirmar que no encontramos ninguna, al menos destacable, dado el nivel técnico del vocabulario utilizado.
Pasamos a continuación a analizar los elementos fóricos, es decir, aquellos que señalan dentro del texto. En lo relativo a las anáforas, encontramos un gran número de estas, como los pronombres relativos “que” de las líneas 2 (“una enfermedad”), 3 (“una enfermedad”), 5 (“la delgada línea roja”), 8 (“un problema”), 10 (“comportamientos y actitudes”), 11 (“una disciplina”), 15 (“modelos de belleza”), 21 (“las familias”) o 23 (“problemas sociales”), junto al “cuya” de la línea 20 (“muchachas”) o al “cuyo” de la 22 (“de las familias”, 21); también los pronombres personales “se” (9: “comportarse”, que se refiere a “un problema”, 8) o “reducirlo” (13: “el problema”); así como el sintagma “lo mismo” (15-16) referido a toda la oración anterior.
En cuanto a las catáforas, debemos afirmar lo contrario: son escasas en el texto, por lo que únicamente podemos destacar el pronombre personal “se” de la línea 5, referente a “los ingresos por anorexia” (5).
Seguidamente, comentaremos las elipsis, que tampoco predominan en el texto. La mayoría de ellas son de sujeto: “(las televisiones) no den cabida…” (14), “(Nosotros) estamos ante…” (23) o “(Nosotros) no hablamos…” (24); aunque también las hay de conector y verbo: “sino (que hablamos) de una autodestrucción…” (25).
En cuanto al eje temporal del texto, diremos que predominan los presentes, sobre todo de Indicativo (“da”, 1; “provoca”, 2; “amenaza”, 3; “señalan”, 4; “separa”, 5; “obliga”, 6; “tienen”, 7; etc.), aunque también los hay de Subjuntivo (“sean”, 1); igualmente encontramos pretérito perfecto compuesto, propio del pasado reciente: “se han estabilizado” (5) o “se ha denunciado” (21); y también el futuro imperfecto de Indicativo, propio de la posterioridad: “acabarán” (10). De ello, podemos deducir que predomina la simultaneidad puesto que trata de hechos presentes y con un grado elevado de seguridad y certeza.
Para terminar, encontramos conectores que estructuran el texto: ordenadores (“El primero”, 8; “El segundo”, 12; “por último”, 16), conclusivos (“finalmente”, 19) y continuativos (“simultáneamente”, 21). También son importantes los conectores que estructuran las ideas: de contraste (“sino”, 25); y, menos significativamente, los conectores de valoración que muestran la actitud del emisor: “especialmente” (9).




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