domingo, 21 de febrero de 2016

ADECUACIÓN DEL TEXTO "LA GENERACIÓN PERDIDA NO MOLA" (PAU, JUNIO 2014)


ADECUACIÓN DEL TEXTO "LA GENERACIÓN PERDIDA NO MOLA"

Comenzamos a comentar la adecuación definiéndola como la propiedad que todo texto posee por medio de la cual el emisor tiene en cuenta el contexto, el receptor, el código y el canal, es decir, a todos los elementos de la comunicación. Y, por ello, los tiene en cuenta y toma una serie de decisiones que se adapten a todos ellos.
En primer lugar, diremos que el ámbito de uso de este texto titulado “La generación perdida no mola” es el ámbito periodístico (aparece publicado en el periódico digital Eldiario.es); concretamente, se trata de un artículo de opinión. Según su tipología textual, es un texto expositivo-argumentativo. En este caso, la parte argumentativa es dominante respecto a la expositiva. La parte explicativa la encontramos en toda la información que da el autor, Isaac Rosa, respecto a la generación perdida. Y la parte dominante se ve en todos los argumentos que aporta respecto a su opinión sobre dicha generación (no le gusta y no nos debe gustar a nadie).
En segundo lugar, y en relación con lo dicho antes, diremos que las funciones del lenguaje que predominan en el texto son tanto la expresiva (“La generación perdida no mola”, titular, por ejemplo) como la apelativa, especialmente en las interrogaciones del quinto párrafo. También lo vemos cuando dice “oigan” (8) o “así es, amigos” (26).
Dicho esto, vamos a analizar el registro utilizado por el autor. Se trata de un registro estándar con desviaciones coloquiales, vulgares y cultas. Ejemplos de coloquialismos serían las expresiones “y si encima” (5), “te entran ganas de” (6), “pues no” (8), el adjetivo “chulo” (8), el verbo “mola” (8), “vivir a salto de mata” (23), “es todo cuesta abajo” (24) o “está en juego” (27). También vemos un vulgarismo: “jodidos” (17) y varios cultismos: “estética del perdedor” (3), “precaria” (20) o “magnitud” (26). Asimismo llaman la atención algunos anglicismos como “storytelling” (1), “cool” (3) o “punk” (6), o el neologismo “gamonalear” (27), surgido de las protestas en el barrio burgalés de Gamonal.
A continuación, analizaremos la modalización del texto, definida como el grado de subjetividad que hay en él. Empezaremos con la modalización valorativa, donde encontramos sustantivos valorativos como “basurero del siglo” (16) o “crudeza” (19), adjetivos como “los no tan jóvenes” (13), el positivo “precaria” (19) o el superlativo “muy triste” (24), o verbos como “extrañe” (14). También encontramos metáforas como “basurero del siglo” (16), la comparación de la línea 12 (“como en una posguerra”) o las interrogaciones retóricas de las líneas 15-16 o 20-22. También podemos comentar el cambio de registro que, como ya hemos visto, pasa del estándar al coloquial, al culto y algo al vulgar, aunque sea en pequeñas dosis.
Seguimos con la modalización epistémica, donde encontramos un grado de certeza alto, ya que predomina la modalidad oracional enunciativa y los verbos en presente.
Y, en cuanto a la modalización deóntica, vemos un par de ejemplos en los que vemos cómo el autor aconseja al receptor: “oigan” (8), “olvidad” (8) y “ya podéis asumirlo” (26).
Por todo ello, podemos afirmar que el grado de modalización es muy alto, es decir, el texto es muy subjetivo.




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