martes, 29 de noviembre de 2011

INFORMACIÓN ADICIONAL SOBRE DON JUAN TENORIO

Don Juan Tenorio es una obra teatral del Romanticismo en la que apreciamos la importancia del aspecto histórico, del retorno a la Edad Media y de la revaloración de dramas y dramaturgos del Siglo de Oro.

Don Juan Tenorio es la obra más representativa del teatro romántico español con su poder de parodia clásica; es un muestrario de ecos del Siglo de Oro. Según el propio Zorrilla, su Don Juan es una refundición del Burlador de Sevilla y del Convidado de piedra, de Zamora. Es un retorno a la imagen más tradicional y tópica de la leyenda.
Sus rasgos de héroe romántico y lo esencial de la intriga y la acción cobran vigor con la presencia del antagonista Luis Mejía, de una personalidad paralela a la de don Juan, si bien más esquemática y desdibujada.
Al misterio inicial del héroes, acompañan elementos carnavalescos como antifaces, máscaras, disfraces, embozados, duelos y peleas callejeras, apuestas sobre vicios y crímenes, el tiempo con calidad dramática, la noche de luna y misterio en las calles sevillanas, encarcelamientos, tapias de conventos asaltadas, celdas de clausura mancilladas, sacrilegio y rapto, caballos briosos apostados y bergantín fugaz dispuesto, el río Guadalquivir profundo y enigmático, muertes a fuego y espada y huida veloz del héroe arrebatado por un vértigo infernal de desesperación.
En la segunda parte, una vez abierto el panteón de la familia Tenorio, encontramos sepulcros, estatuas de piedra, sauces llorones inclinados sobre las tumbas y cipreses enhiestos hacia lo alto en una noche de luna plateada y gélida. Pasos meditabundos y nostálgicos de don Juan, sombras de ultratumba, la estatua animada del Comendador, invitación temeraria, banquete, brindis, euforia en casa de don Juan, seguidos de duelos y muerte; cena paródica en el sepulcro del Convidado de piedra, espectros, osamentas, sudarios y sombras macabras. El reloj de arena, campanas fúnebres y cantos funerarios; arrepentimiento y apoteosis final del amor. Dos almas brillantes como llamas ascienden hacia el Cielo entre músicas angelicales al esclarecer el alba de un nuevo día que aterrará a los sevillanos.

Al final de la obra, vemos una cuestión teológica: la salvación por el amor. Don Juan Tenorio se arrepiente de su comportamiento porque ama a doña Inés y, como premio a ese arrepentimiento su alma se salva, es decir, recibe el perdón de Dios.


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